Historia de Carboneras
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Don Diego López de Haro y Sotomayor, Señor del Carpio, obtuvo del Rey Felipe II el título de Marqués, que incluía la villa de Sorbas, a cuya jurisdicción pertenecía la actual Carboneras.
En aquella época los montes que rodean la actual Carboneras eran abundantes en árboles, por lo que se construyeron unos hornos, de donde se obtenía carbón vegetal.
Llegando a prosperar tanto esta industria que el artículo se vendía a distintos lugares de España y África, como Orán en Argelia. Gracias a esta industria incipiente este sitio empezó a llamarse Cabezo de la Carbonera, y es el mismo a cuyo pie está ahora el pueblo de Carboneras.
Este paraje que se encontraba prácticamente despoblado, debido a su aislamiento geográfico, empezó a ser frecuentado por los obreros ocupados en hacer carbón y por las embarcaciones que comerciaban con este producto y que se arriesgaban a cruzar este mar infectado de piratas y corsarios. Por tierra era casi absoluto el aislamiento de aquella playa, a la que sólo se llegaba a través de senderos escabrosos, que aparecían borrosamente entre ásperas sierras y montes de árboles y matorrales.
Dicha geografía del terreno invitaba ciertamente al contrabando y a la piratería, por lo que los moriscos del Reino de Granada se aprovecharon para relacionarse con sus hermanos del norte de África, sobre todo durante de la sublevación iniciada a finales de 1568.
Iniciada la sublevación morisca en las Alpujarras, fue elegido rey Abén Humeya. Entonces en Purchena se estableció un mercado de esclavos, que eran transportados a Sorbas y posteriormente hasta La Carbonera donde embarcaban hasta Argel.
A los cristianos les era difícil impedir este comercio, ya que entre 100 kilómetros sólo había dos castillo: el de Vera y el de Almería, y hasta éstos eran atacados por los moriscos.
Durante este conflicto, El Habiqui ,un emisario de Abén Humeya, llegó a Argel pidiendo ayuda al rey Nizi Ayub, quien logró formar una expedición de 200 hombres que desembarcó en el farallón de Mesa Roldán, a dos kilómetros de La Carbonera. Con el refuerzo de los africanos se animó la contienda. Entonces Abén Humeya pensó en conquistar el pueblo de Vera que está cerca del mar y así asegurarse una plaza donde desembarcaran sus aliados en los fondeaderos de Cuevas y de Carboneras.
Lo único que les faltaba a los rebeldes para conseguir su objetivo era armamento, para lo cual enviaron a Tetuán un emisario que salió desde el Cabezo de la Carbonera junto con veinte hombres que al cabo de un tiempo regresaron al mismo lugar con armas y más hombres.
Tras la muerte de Abén Humeya en 1571, y aunque los moriscos fueron vencidos, las costas andaluzas estaban en constante peligro, sobre todo la zona entre Águilas y Cabo de Gata, que se encontraba particularmente despoblada. Esto hizo que se redoblara el esfuerzo de vigilancia del litoral, para lo cual se construyeron torres y atalayas a lo largo de la playa.
En cada una de las torres había un torrero para vigilar, y cuando veía algo extraño encendía una hoguera para alertar a las aldeas y núcleos urbanos. Entonces se tocaban las campanas y las mujeres y niños se refugiaban en las iglesias o en las fortificaciones. Mientras que los hombres acudían a la playa para luchar contra los piratas. Pero como la mayoría de las poblaciones estaban apartadas de la costa, los soldados no llegaban a tiempo de evitar el desembarco. Esta fue la razón principal que llevó a Don Diego de Haro de levantar inmediatamente un castillo en El Cabezo de la Carbonera, que se terminó en 1577.
El castillo se llamó desde entonces Castillo de San Andrés, igual nombre que recibe la Isla que se encuentra en el fondeadero de Carboneras. Es una obra de mampostería sólidamente trabada, con una única puerta en lado oeste. Sobre ella hay un matacán o cuerpo saledizo que la protege y el escudo de armas del Marqués del Carpio. En tres de las esquinas hay cubos cilíndricos, y en la esquina sur una torre de dos cuerpos con ventajas con grandes rejas. El centro del Castillo lo ocupa un patio a cuyo alrededor están las dependencias, la cuadra, el almacén y la capilla de San Andrés.
Una vez construido el castillo, Don Diego de Haro otorgó un poder a favor de su alcaide en Sorbas para que en nombre suyo repartiera las tierras cultivables que había alrededor del castillo entre un capitán y 27 soldados, pagando por ello un tributo de un diezmo de su cosecha. Esta guarnición se estableció con sus respectivas familias que formaron los primeros habitantes de Carboneras.
Aunque el castillo y su tropa pudo abatir la osadía de los piratas, no era suficiente garantía para la seguridad de las costas, ya que las naves se internaban en los puntos de más difícil defensa.
Por lo que la guarnición vivía en continua alarma e intranquilidad. Tal y como aconteció en Octubre de 1587 cuando 8 galeras reales moras pasaron delante de Carboneras y anclaron frente a la torre de San Pedro, a unos 12 kilómetros. Al desconocer las intenciones de esos navíos el nerviosismo se apoderó de los habitantes, y hubieran abandonado la fortaleza si no hubiera sido porque un renegado huido les comunicó que las intenciones de los moros era desembarcar y hacer bastantes esclavos. Con esta noticia se envió un emisario al Capitán de Vera, quien mandó movilizar todas las fuerzas disponibles, lo que bastó para que los moros se olvidasen de sus propósitos.
Ya en 1626 para mejorar el servicio de vigilancia, el gobernador militar de la zona expuso el problema al Rey, y pensó en la conveniencia de dividir el territorio en tres distritos, estanco cada uno al mando de un Sargento Mayor. Quedando la zona entre Almería y Vera al mando de Juan de Lorenzana, un soldado con 11 años de servicio.
A dicho distrito debían acudir en caso de necesidad las poblaciones de Sorbas, Carboneras, Gérgal, Antas, Zurgena, Turre, Purchena, Macael, Laroya, Cuevas, Arboleas, Albox, Cantoria, Oria, Albanchez, Benitagla, Partaloa, Vélez-Blanco, Vélez-Rubio, María, Armuña, Lúcar, Suflí, Sierro, Tíjola, Bayarcal, Serón, Urracal, Olula, Fines, Somotín, Tahal, Lucainena, Alcudia, Chercos, Benazalón, Senes, Castro, Velefique, Uleila del Campo, Líjar, Cóbdar y Lubrín.
En las Actas del Cabildo de Huércal-Overa se recoge que en 1745 se presentó a la vista de Carboneras una armada inglesa de la que se ignoraba su propósito. Estando entonces en guerra España y el Reino Unido era de temer alguna represalia, por lo que el Comandante de Vera Don Salvador Campoy despachó correos pidiendo socorro a las poblaciones del Distrito, aunque no hubo necesidad de entablar ninguna lucha.
En 1764 aún aluden los documentos oficiales a los repetidos asaltos que padecía la costa por los corsarios, por lo que hubo que mejorar la vigilancia construyendo más fortificaciones. En aquella fecha la dotación del Castillo de San Andrés era de un oficial, un sargento, dos cabos, un tambor, un guarda almacenes, un capellán y veinticuatro números del Cuerpo de Artillería. Asimismo se mandó edificar un nuevo Castillo en la Mesa Roldán, que se concluyó en 1766.
Había además en esta zona de la costa tres torres de señales; la del Rayo, la de la Rambla de los Moros y la del Peñón. Cada una de ellas contaba por entonces con un cabo y tres torreros y una pieza de artillería.
Las señales que se utilizaban para avisar a Carboneras y las demás poblaciones eran diferentes según los acontecimientos. Si se descubrían embarcaciones sospechosas acercándose a tierra o persiguiendo a otra nave, se arrojaba esparto ardiendo alrededor de la torre. En caso de que los barcos seguían su rumbo sin amenazar la costa, entonces se hacían humaredas. Cuando se veían a los contrabandistas y piratas había que disparar el cañón.
En 1813 Carboneras dejó de ser un barrio de Sorbas y formó un municipio nuevo. Creándose su primer cabildo el 1 de Junio, siendo alcalde Don Vicente Requena y Secretario Don Manuel de Torres Gil.
En 1817 fue erigida la capilla de San Andrés, que siguió funcionando durante diez años, hasta que terminó de erigirse la Iglesia de San Antonio.
Con la llegada del periodo absolutista, Carboneras perdió su categoría de Ayuntamiento, volviendo a ser una pedanía de Sorbas, pero con la consolidación del régimen constitucional volvió a ser independiente en 1838 hasta ahora.
Durante el resto del siglo XIX y el primer tercio del XX, Carboneras tuvo como primera actividad económica el cultivo del esparto, que llegó a exportarse a Inglaterra. Mientras la pesca se iba consolidando, llegándose incluso a la creación de una almadraba.
Después por la falta de trabajo la emigración dejó prácticamente deshabitado el municipio. Sólo con la vuelta de la Democracia, y a mediados de los setenta, empezó a crearse un núcleo industrial y productivo que abarca una fábrica de cemento, una central térmica, una fábrica de paneles de yeso y dos piscifactorías. La industria junto con la pesca que se ha visto reforzada con la construcción de un puerto pesquero con todos sus servicios (fábrica de hielo, congeladoras, varadero, calafates, etc.) ha hecho que la flota actual supere el centenar de barcos tanto de bajura como de altura.
Por último señalar que su clima y su aislamiento ha ayudado a mantener sus playas vírgenes, lo cual ha hecho que el 75% de su término municipal esté incluido dentro del Parque Natural de Cabo de Gata, lo cual ha supuesto un incremento de su valor turístico.
Principales editores del artículo
- David (Discusión |contribuciones) [4]
- Guadalinfoneras (Discusión |contribuciones) [1]