Patrimonio industrial minero

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El abundante patrimonio industrial minero de la provincia de Almería está formado, entre otros bienes, por los cotos mineros (hornos, fundiciones de mineral, fábricas, cabrias, planos inclinados, cargaderos, lavaderos, viviendas y edificios de servicios) y los diferentes elementos de infraestructura necesarios para el transporte y comercialización del mineral (estaciones de carga y de descarga, cables aéreos, puentes, túneles, vías de ferrocarril y cargaderos de mineral).

Los valores de estos bienes culturales son de carácter histórico, testimonial, social, paisajístico, científico y técnico.

La característica común de los paisajes industriales que conforman estos elementos, considerados de manera aislada, o como conjuntos de diferentes elementos relacionados, es que fueron creados para acoger las actividades mineras que se desarrollaron en la provincia de Almería durante más de un siglo.

La continua explotación y la riqueza de los recursos mineros supuso un rápido cambio económico (acumulación de capitales para unos y trabajo para otros) que favoreció, a su vez, un acelerado cambio social con nuevas formas de trabajo, de organización de los trabajadores, de vida cotidiana, etc.; un importante cambio demográfico por el aumento de población con la llegada de trabajadores y la posterior inmigración; cambios que igualmente se produjeron con la construcción de espacios funcionales que se adaptaban al trabajo desarrollado y urbanístico al surgir nuevos poblados y barrios.

La comercialización de los minerales obtenidos, hierro y plomo, exigía la construcción de nuevos medios de comunicación y de infraestructura (ferrocarril, puentes, puertos, cargaderos, etc.) que permitieran llegar con rapidez y puntualidad a los mercados europeos.

Este conjunto de elementos del patrimonio industrial minero representa un importante testimonio de una de las épocas más gloriosas de la actividad económica de la provincia, abarcando desde la primera época de la revolución industrial almeriense hasta el final, en la década de los sesenta, y constituye un valioso testimonio material del gran cambio experimentado en la sociedad almeriense del siglo XIX y principios del XX. Por su capacidad para introducir modificaciones permanentes en los núcleos urbanos preexistentes o de generar nuevas formas de urbanización, que evolucionaron desde lo más elemental hasta los complejos poblados mineros, los elementos del patrimonio industrial catalogados poseen un claro valor paisajístico.

Además, estos enclaves mineros que en la actualidad se encuentran abandonados constituyen una parte importante de la memoria histórica almeriense caracterizada por su fragilidad y su debilidad.

A pesar de que la minería ha formado parte del imaginario colectivo de los almerienses, como referente en las expectativas de prosperidad y de riqueza durante más de un siglo, los bienes del patrimonio industrial que aún sobreviven se encuentran muy alejados mentalmente de la mayoría de la población. El aislamiento de los cotos mineros en inhóspitos parajes serranos, el carácter funcional al que están asociados, la constante reutilización de la maquinaria empleada y el olvido voluntario del propio fracaso, la explotación soportada y la peligrosidad y las duras condiciones del trabajo constituyen los factores de esta frágil memoria social.

No obstante, algunos elementos, como las chimeneas de los hornos con un emplazamiento próximo a los núcleos urbanos o incluidos en las nuevas urbanizaciones, han alcanzado un alto valor simbólico al formar parte de los elementos identificatorios de esas poblaciones o barrios, como por ejemplo la Torre de los Perdigones de Adra o las chimeneas de las urbanizaciones en las zonas costeras de Cuevas del Almanzora o Garrucha.

Desde el punto de vista científico y técnico, en la industria minera de Almería se puede reconstruir el avance en el conocimiento científico y el proceso de difusión de las innovaciones técnicas, constructivas y productivas relacionadas con esta actividad. La constante búsqueda de una mayor rentabilidad económica generaba una imparable renovación tecnológica y el continuo perfeccionamiento de los procesos productivos:

De los boliches de la sierra de Gádor a los hornos ingleses alimentados con carbón mineral de Adra, de los tornos de mano a las cabrias con máquinas de vapor, del transporte con acémilas al cable aéreo y el ferrocarril, etc.

Localización

Los bienes catalogados o inscritos se encuentran dentro de los términos municipales de Abla, Adra, Almería, Bédar, Berja, Canjáyar, Cuevas del Almanzora, Enix, Fondón, Gádor, Garrucha, Gérgal, Laujar de Andarax, Las Tres Villas, Lucainena de las Torres, Mojácar, Níjar, Pechina, Pulpí, Santa Fe de Mondújar, Serón y Vera en la provincia de Almería.

Datos históricos

La extraordinaria riqueza mineral de la provincia ha propiciado una continuada explotación de sus recursos mineros a lo largo del tiempo, intensificándose de manera extraordinaria desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX. El descubrimiento en 1838 del filón de plomo argentífero en el barranco del Jaroso supuso para Almería el cenit de un siglo caracterizado esencialmente por las actividades mineras y metalúrgicas. En ese momento se sucederán las explotaciones de plomo y de hierro con arriesgadas inversiones de capitales locales, nacionales y extranjeros en busca de un rápido beneficio que se despreocupaba por la racionalización de la explotación.

Las actividades mineras pasaron por dos etapas diferenciadas, una primera de 1820 a 1890 en la que principalmente se extraía mineral de plomo y una segunda de 1890 a 1930 en la que se obtenía hierro.

Otras explotaciones menores como fueron las de zinc, azufre, cobre y oro no alcanzaron tanta repercusión económica y social. Las explotaciones de plomo se localizaron en las Alpujarras y en la sierra de Gádor con numerosas concesiones de reducido tamaño, gestionadas por improvisadas sociedades en manos de gente de la zona y con precarios medios de extracción y de transformación, como eran los tornos de mano y el horno reverbero español conocido como boliche.

En la sierra de Gádor llegaron a trabajar unas 20.000 personas entre las minas, las fábricas y los arrieros. Muchos de estos trabajadores eran campesinos y jornaleros almerienses que complementaban sus escasas rentas o sus salarios con el trabajo temporal en las numerosas minas abiertas, primero, en esta sierra y, posteriormente, en la sierra Almagrera.

La abundancia de mineral por superproducción provocó el desplome de los precios en los mercados internacionales y la ruina de muchas minas alemanas e inglesas.

En 1836 comenzaron a agotarse las balsadas más accesibles y, al mismo tiempo, una bajada de los precios del mineral provocó la decadencia de estas explotaciones. El agotamiento, en 1838, de las minas de la sierra de Gádor coincidió con el descubrimiento de nuevos filones en el Jaroso en la Sierra Almagrera.

El proceso especulativo entre las numerosas sociedades mercantiles propietarias de las concesiones y las sociedades explotadoras, así como las múltiples compraventas de acciones generó interminables pleitos. Las ganancias no fueron generalizadas pero las obtenidas por algunas familias formaron las principales fortunas de la Almería del siglo XIX.

Esta incipiente burguesía minera muy pronto pasaría a constituirse en burguesía agraria gracias a la disponibilidad de las tierras eclesiásticas y municipales desamortizadas.

Las instalaciones minero metalúrgicas del levante almeriense siendo uno de los puntos neurálgicos de la minería y metalurgia mundiales a mediados del siglo XIX se caracterizaban por un minifundismo que conllevaba una constante insolvencia financiera, el arrendamiento continuo de la explotación y la precariedad de medios técnicos, especialmente, a la hora de realizar conjuntamente el desagüe de la capa freática.


Desde 1880 los nuevos centros productivos de [[jaenpedia:Linares|Linares [[cordobapedia:Córdoba|Córdoba y Ciudad Real y el incremento de la capacidad productiva de la sierra de Cartagena-La Unión ganan posiciones a la minería almeriense.

A finales del siglo XIX el aumento de la demanda británica provoca un espectacular y efímero desarrollo de la minería provincial con la construcción de nuevas instalaciones de carga, transporte y arrastre (infraestructuras ferroviarias, cables aéreos y embarcaderos).

La crisis siderúrgica de los años 20, la crisis del 29 y la competencia norteafricana inició una lenta agonía de la minería de Almería que desembocó en el cierre de la mayoría de las explotaciones antes de 1936.

La arquitectura industrial minera de la provincia se caracteriza por estar estrechamente vinculada con la arquitectura tradicional (sistemas constructivos y materiales) de las zonas donde se establecieron. La mayoría de las construcciones (viviendas obreras, escuelas, iglesias, etc.) son de pequeño tamaño y fueron realizadas con mampostería ordinaria, cubiertas planas y el forjado de rollizos. Las naves de las fábricas de mayor tamaño tenían la cubierta a dos aguas y tejas árabes.

Los hornos de calcinación con muros de mampostería eran revestidos, en su interior, con ladrillos refractarios. Estos ladrillos también fueron utilizados en las galerías de condensación y en las chimeneas de expulsión de humos.

El mineral de plomo en la sierra de Gádor se extraía mediante pozos de 40 a 60 metros de profundidad y mediante tornos manuales protegidos del clima por una construcciónde mampostería.

En Sierra de Almagrera el mineral subía por medio de máquinas de vapor y los pozos son, mayoritariamente, de sección rectangular aunque también se abrieron algunos pozos circulares. Una vez que el mineral se cargaba mediante tolvas de carga o descarga y con planos inclinados era transportado hasta los barcos con cables aéreos, el ferrocarril y los grandes embarcaderos de la costa para su comercialización en el mercado mundial.

Bienes catalogados

Vídeos

Minero de Jaravía


Poblado de Las Menas. Serón


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Referencia

Este artículo incorpora material de la Resolución de 7 de enero de 2004, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se resuelve inscribir colectivamente con carácter genérico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz cuarenta y cuatro Bienes Inmuebles pertenecientes al Patrimonio Industrial relacionados con la minería de los siglos XIX y XX en la provincia de Almería, publicado en BOJA nº29, de 12 de febrero de 2004, que se encuentra en dominio público

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