Historia de Arboleas
El río que la atraviesa se constituye en una senda histórica, por la cual acceden buena parte de los pueblos que llegan a la Península.
Por los restos arqueológicos, los asentamientos de población se remontan al Neololítico y edades del Bronce. A partir de aquí, encontramos restos argáricos, fenicios, cartagineses y romanos. Pero sería la etapa musulmana la que dejaría los mayores vestigios, los cuales han llegado hasta nuestros días en forma de arquitectura popular, gastronomía, habitos, usos y costumbres. Del periodo musulmán, destacamos al escritor Abu Ben Abdalacis Al-Arbulí, natural de Arboleas, del que se conoce un interesante "Tratado de los Alimentos" sobre la alimentación en Al-Andalus.
Se produce la conquista del Valle del Almanzora por los Reyes Católicos en el año 1488, siendo entregada en señorío, junto con Albox, Albanchez, y Benitagla, al Duque de Nájera y pasando después al Primer Marqués de los Vélez.
Durante la rebelión de los moriscos se libraron algunas batallas en el término municipal. Finalizada la guerra y decretada la expulsión de los moriscos del Reino de Granada, Arboleas es repoblada con 30 cristianos viejos llegados de otros reinos peninsulares. Los bienes de los 70 moriscos expulsados son censados y repartidos. La rebelión morisca tuvo en la Comarca uno de sus máximos exponentes, del cual se conservan fiestas como los Juegos Moriscos de Aben Humeya, en Purchena. Pero la depresión que seguió a esta rebelión no lo fue menos y los moriscos del Almanzora, al igual que sucediera en el resto del reino de Granada, fueron desprovistos de sus bienes, expulsados de sus tierras y éstas repartidas a familias cristianas venidas de toda la Península (todo lo cual ocurría a finales del siglo XVI, una vez decretada, por Felipe II, la expulsión de los moriscos en 1572)
La comarca queda sumida en la miseria y el despoblamiento, pues la población venida de fuera desconoce el entorno y sus técnicas de producción.
Desde principios del siglo XVII una lenta corriente migratoria se desplazaría hacia el interior del Valle del Almanzora, motivada por la peligrosidad que albergaba la costa (debido a naves moriscas expulsadas y otras del norte de Africa) y a la abundancia de tierras para roturar, la cual se convertiría en franca expansión demográfica a partir de 1718.
Este crecimiento se frena en la segunda mitad del siglo XVIII debido a las epidemias de langosta que destruyeron las cosechas y los terremotos.
Sería ya a partir del siglo XIX cuando la población comienza a recuperarse, produciéndose una fuerte expansión demográfica, motivada por la actividad minera de Serón y Cuevas del Almanzora. Pero nuevamente las epidemias de cólera de 1855, 1860 y 1885, unido a las crisis mineras de mediados y finales del siglo y a los períodos de sequía volvieron a hacer caer la población.
A partir del XX las corrientes migratorias se suceden, primero hacia países sudamericanos y, a partir de 1950 hacia países europeos.
Sólo a finales del siglo XX comienza a detectarse una leve recuperación de la población debido a la expansión de la actividad extractiva del mármol y debido a la aplicación en la Comarca de los Planes del desarrollo Rural europeos.
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