Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación (Cuevas de Almanzora)
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Nombre del edificio |
Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación |
Localización |
Cuevas del Almanzora |
Cronología |
Siglo XVIII |
Arquitecto |
desconocido |
Propiedad |
Eclesiástica |
Catalogación |
Bien de Interés Cultural |
La Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Cuevas del Almanzora es el edificio más emblemático del municipio de por su grandiosidad, su elegancia constructiva y el equilibrio armónico de sus proporciones; además de ser el segundo edificio más grande de la provincia de Almería y sin olvidarnos de que ha sido declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1983.
Este monumento ocupa el lugar de la antigua Mezquita Árabe (que fue mandada derribar a mediados del siglo XVIII para construir el edificio actual) y se encuentra ubicado en el centro del casco antiguo y más concretamente en la plaza de la Encarnación, plaza que recibe este nombre debido a la ubicación de la iglesia en la misma.
Existen dos pruebas que nos indican que están ubicadas en el solar de la antigua mezquita: a) Su orientación hacia el este, lo mismo que las típicas mezquitas musulmanas. b) Su advocación a Nuestra Señora de la Encarnación, que según la teoría del profesor López de Coca, era el nombre que tomaban las mezquitas árabes del reino de Granada cuando pasaban al culto cristiano.
La parroquia como tal fue erigida el 26 de mayo de 1505 por fray Diego de Deza, arzobispo de Sevilla.
Las obras del actual edificio comenzaron en 1753 y finalizaron en 1762. El gran promotor de la obra fue el marqués don Antonio de Toledo, que promovió también la construcción de la iglesia de Vélez-Rubio.
El marqués donó dinero en varias ocasiones para su construcción, como en 1756, año en el que dio 12.000 reales de Vellón.
Arquitectónicamente el edificio está a caballo entre el barroco tardío y el neoclásico. El carácter barroco se aprecia más en el interior de la iglesia y también en la portada lateral. Sin embargo, la fachada principal ya es completamente neoclásica, caracterizada por su portada de orden dórico.
El edificio es de planta de cruz latina y consta de tres naves. La nave principal está cubierta por una bóveda de medio cañón, sustentada por arcos fajones que envían el empuje de la bóveda a unas pilastras que aparecen profusamente decoradas con pinturas al temple.
Sobre el crucero, una cúpula de media naranja se apoya sobre pechinas que contrarrestan su peso y lo localizan sobre pilastras decoradas al temple.
Sobre la cabecera, rodeando el altar mayor, aparece un ábside que primitivamente sobresalía en el exterior, pero que desde el siglo XIX ha sido adosado externamente a la vivienda contigua de la iglesia.
En ese ábside aparecen una serie de frescos. uno narra el misterio de la Encarnación, envuelto en un gran medallón, y otros escenifican virtudes las virtudes teologales.
En las naves laterales aparecen una serie de entre las que sobresalen:
La capilla de Santa Rosa de Lima, que fue decorada a finales del siglo XIX a expensas de los frailes dominicos del colegio Nuestra Señora del Carmen. Esta capilla está decorada con pinturas al temple con las insignias y escudo de la orden.
El retablo que aparece en la capilla de San Diego es de estilo neogótico con incrustaciones de oro, y fue donado por don José González-Grano de Oro, que lo tenía en una capilla de un cortijo suyo en Pulpí. La capilla del baptisterio es la primera que se abre en la nave lateral derecha. Está en marcada por una balaustrada de pequeñas columnas de mármol , que son las mismas que circundan el prebisterio, y que son un regalo de una antigua casa-palacio existente en la calle del Pilar y que formarían parte probablemente de la gran escalinata de ese palacio.
Lo más característico del baptisterio es la gran pila bautismal, que es una pieza única, labrada y decorada toda ella de un gran bloque de mármol de Macael.
Esta pila fue inaugurada en 1844 con el bautizo de un niño que se haría famoso, don Fernando Álvarez de Sotomayor y Flores. Asimismo fue una donación de su padre, don José Álvarez de Sotomayor y Domenech, la concha de plata de las minas de sierra Almagrera que se usa para verter el agua.
Este don José Álvarez de Sotomayor era hijo a su vez de don Fernando Álvarez de Sotomayor y Ramírez, que aparece en la obra de Federico García Lorca, "Mariana Pineda" , como amante de ésta y con el nombre de Pedro de Sotomayor.
El niño con el que se inauguró la pila de la iglesia era nieto de éste y llegó a ser famoso en su carrera de militar. El campamento militar de Viator en Almería lleva su nombre. Otro hermano suyo, Don Pedro Álvarez de Sotomayor y flores, fue oficial de la marina de guerra, y estuvo en la batalla del Callao a las órdenes de Méndez Núñez. Allí por un accidente que sufrió ofreció un cáliz a la Virgen del Carmen, alhaja que se conserva en la sacristía y que lleva grabadas en el pie las armas de sus apellidos.
En el crucero existen dos altares, uno enfrente del otro, que fueron construidos después de la guerra a expensas de don Juan Foulquié y Mazón.
En el frontal de dichos altares se repite un escudo de armas tallado en madera dorada y policromada, timbrado por casco y con el campo cuartelado. En el primer cuartel, en campo de plata, un moral de sinople frutado de gules, en el segundo, en campo de azur, un castillo de plata aclarado de sable; en el tercero, un árbol y acostados a él dos animales, y en el cuarto una figura de eclesiástico y bordura cargada de aspas. Los dos primeros cuarteles llevan una bordura general de oro con la leyenda de sable: “Moras sangrientas son el timbre de mi blasón”.
Seguimos en el crucero, y nos trasladamos al prebisterio, que está rodeado por la balaustrada de columnas de mármol, como las que hay en el baptisterio.
El altar mayor está coronado por un templete de mármol, jaspe y bronce, y que cobija una imagen de Nuestra Señora de la Encarnación, que tiene una corona de plata, que se realizó en 1857 con el metal de Sierra Almagrera y hecha a expensas de don Manuel Martínez Soler.
Después del Concilio Vaticano II, la misa se dice en un altar de cara al pueblo, y entonces se traslado allí, en el frontal, el bello bajo-relieve de la institución de la eucaristía, que fue grabado íntegramente en un bloque de mármol de Macael.
Todas estas innovaciones de la iglesia, realizadas en el siglo diecinueve, tienen su explicación en la gran eclosión de la riqueza minera de Cuevas a partir de 1838.
Numerosos particulares, favorecidos por la fortuna, costearon varias obras de la iglesia. Los mismos sacerdotes de la parroquia costearon el altar mayor, la hermosísima pila bautismal y el pavimento de mármol blanco y gris que se conserva aún en las naves. Esto se realizó gracias a los beneficios de la mina Esperanza, propiedad toda ella de los eclesiásticos de Cuevas.
Pero la prueba más inequívoca de este río de dinero que enriqueció con obras de arte a la iglesia es la Capilla del Carmen, situada en la nave lateral izquierda. Fue costeada por la sociedad minera “Carmen del Jaroso”. En la sacristía se conserva un cuadro de Antonio Bisquert, que representa el Descendimiento. También es de destacar la gran imagen de notoriedad que tiene la iglesia, la de Jesús Nazareno, que está situada en un retablo de estilo neobarroco, con las típicas columnas salomónicas
Sobre la autoría de la talla, que está diestramente cincelada, mostrando una bella anatomía, hay diversos pareceres: unos creen que es de la escuela de Salzillo (siglo XVIII), quizás de su discípulo favorito, Roque López, y otros se inclinan por creer que la imagen es obra de montañés (siglo XVII).
Por último, señalar que en el presente siglo se han acometido otras obras en la iglesia. Primero la apertura de la capilla del santo sepulcro. Después en 1931, la terminación de la torre de la izquierda por el párroco don Antonio Almunia, que colocó su escudo de armas en ella.
Esta torre presenta la característica de que no tiene acceso directo desde el interior de la iglesia. Después de la guerra, en el lugar del que fue quemado en 1936, se realizó el púlpito, de estilo modernista neobarroco, obra de Percival.
Catalogación
La iglesia de la Encarnación fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional en 1983. Actualmente se encuentra catalogada como Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.
Localización
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