Refugios

De Almeriapedia
Saltar a: navegación, buscar

Descripción

La ciudad de Almería sufrió 52 bombardeos por aire y mar, en los que cayeron un total de 754 bombas durante la Guerra Civil Española. Esto provocó que se decidiera construir unos refugios subterráneos, con más de 4 kilómetros de longitud en total, un quirófano y capacidad para albergar a unos 40.000 habitantes de la ciudad por la época. Estos fueron diseñados por el arquitecto local Guillermo Langle Rubio, con la ayuda del ingeniero de minas Carlos Fernández Celaya y el ingeniero de caminos José Fornieles; y se convertirían en unos de los más importantes y mejor conservados a nivel europeo. Estos refugios han soportado el principal ataque que ha sufrido la ciudad en toda su historía, el Bombardeo de Almería.


Historia

Tras el estallido de la sublevación militar fascista protagonizada por los generales Queipo de Llano, Emilio Mola y Francisco Franco, desde el bando republicano se abordó la necesidad de crear un plan que pudiera proteger a la población de la ciudad de Almería, que por aquel entonces era cercana a los 50.000 habitantes.

Desde los primeros días del levantamiento los almerienses, de forma espontánea, comenzaron la construcción de unos refugios donde guarecerse durante los bombardeos. Estas construcciones tenían en algunos casos carácter colectivo, por parte de los vecinos de algunos barrios, en otros carácter privado, perteneciendo a las familias de la burguesía local y que construían debajo de sus propias viviendas. Podían albergar a unas 15.000 personas aproximadamente.

La construcción de los refugios oficiales se inició en octubre de 1936. El proyecto fue encargado al arquitecto municipal Guillermo Langle y contó con un presupuesto de 4.500.000 pesetas. Tenían una capacidad para albergar a 40.000 personas. El resto, unas 10.000, se cobijaron en las cuevas existentes en la periferia de la ciudad y en las casas y cortijos de los alrededores.

Dado que los trabajadores contratados resultaban insuficientes, los almerienses trabajaron de forma voluntaria y gratuita siempre que la circunstancias lo permitían. Con este esfuerzo solidario de los vecinos, se mejoraron los objetivos iniciales, así se aceleró la finalización de las obras.

Se proyectó la creación de dos tipos de refugios: unos refugios menores independientes y una gran galería que recorrería el subsuelo de la ciudad de Almería. Los refugios independientes eran pequeñas estructuras independientes que tenían capacidad para las personas que vivían en sus proximidades y que estaban ubicados en puntos estratégicos, como la plaza de toros, la catedral o la estación de ferrocarril. La galería del Paseo de Almería se concibió perpendicular al puerto marítimo, lo que minimizaba los daños causados por los bombardeos de acorazados lanzados desde el mar y era donde se albergaba la mayoría de la población.

Los refugios públicos tenían acceso desde calles y plazas, pero algunos también desde edificios particulares, de la Administración o desde las principales iglesias. Tal era el caso del abierto en el interior de la Catedral o el de la iglesia de San Pedro. La explicación que justificaba este hecho era la de evitar que las aglomeraciones de los vecinos de la zona provocaran avalanchas.

Almería llegó a contar con más de cien entradas a refugios, según pueden verse en los planos generales. Hubieron algunos cuya existencia nunca llegó a conocerse, debido al secretismo de sus propietarios. Por el contrario, otros almerienses dejaban abiertas las puertas de sus casas, con un letrero en el que escribieron la palabra "Refugio", para que entraran en él todos aquellos que lo necesitara.


El diseño

Cuando realizamos una visita a los refugios observamos a simple vista una construcción tiene un diseño bastante simple y austero. Sin embarga, debido a ello cumple su principal función: la defensa y cobijo de la población de la ciudad de Almería.

El acceso se realizaba por unas escaleras de dos tramos en forma de L. Tienen una anchura de 1.30 m. bajando hasta una profundidad de 12 metros. Este diseño tenía un doble objetivo: la estrechez obligaba a bajar despacio y de uno en uno evitando avalanchas, dentro de lo posible. Además, en caso de caída de un proyectil en la entrada, quedaría aprisionado en el recodo de la escalera evitando que cayera en el interior del refugio.

El camino hasta la galería principal es un estrecho pasillo con unos contrafuertes verticales que se alternan a derecha e izquierda. Estos contrafuertes obligaban a un tránsito de dos o tres personas impidiendo también el atropellamiento y el riesgo de avalanchas. Otra función de los contrafuertes era evitar las consecuencias de las ondas expansivas de las explosiones.

Las galerías se hicieron en hormigón ciclópeo, con muros de 40-60 cm. de grosor sobre los que descansaba el techo de bóveda de cañón rebajada. El terminado de las superficies se realizó con estuco revestido de cal blanca para los techos y coloreada en las paredes en algunos de sus tramos. El suelo era de tierra.

La anchura del tramo del Paseo es de 2 metros, con banco corrido adosado en paralelo a las paredes, hecho de mampostería recubierta de estuco. Se interrumpía en algunos tramos para abrir paso a otros túneles, además o bien permitir la colocación de camillas para enfermos y otros objetos que portaban los refugiados, como pudiera ser el equipaje. Permitían la espera tanto sentados como acostados en ellos.

La altura de los túneles era de 2.20 metros; es decir, la imprescindible para permitir caminar erguido, sin que molestaran los puntos de luz eléctrica. Por las características del terreno, en algunos casos tuvieron que reducirse a 1.80 metros.

La iluminación era de luz eléctrica, que alimentaba un conjunto de bombillas incandescentes sitiadas a intervalos de 5 metros conectadas a través de un hilo de cobre.

La ventilación consistía en unos tubos de unos 20 cm de diámetro que llegaban hasta la superficie. Las bocas estaban alejadas de las zonas de espera para que no existiera el riesgo de entrada de proyectiles y granadas desde el exterior.

En estas galerías, encontramos una serie de dependencias anexas entre las que podemos destacar la alacena, el hospital, el refugio privado de Guillermo Langle y los quioscos.


Alacena

Era la zona de mayor profundidad con respecto a la superficie, unos 16 metros, y en una zona muy cercana al Mercado Central de Almería, además, tenía conexión con este. En esta sala se almacenaba comida para posibles ataques de larga duración que, afortunadamente, nunca sucedieron. Se planeó que hubiera una salida directa al mercado para poder ir con rapidez a recoger comida de allí que, posteriormente, sería racionada entre los refugiados.

Era una habitación rectangular, con techo abovedado recubierto de ladrillo visto, esta habitación sirvió para almacenar los víveres y utensilios necesarios para resistir dentro del refugio, si la espera lo hacía necesario.

El suelo era de tierra, las paredes tenían salientes de mampostería disponiéndose lejas para los alimentos en todas ellas. Llegaba también la luz eléctrica, pero no el agua, que se recogía en cántaros y tinajas.


Hospital

Los refugios subterráneos cuentan con un hospital, aunque este no fue construido sino hasta 1938, poco después de la llegada de los supervivientes del crimen de la carretera Málaga-Almería. Debido a este suceso, totalmente imprevisto, se creó la Delegación de Evacuación, bajo la cual se creó una nueva galería que la comunicara con los refugios, en la cual se instaló el hospital.

A diferencia del resto de los refugios, el quirófano estaba pavimentado con baldosas de mármol, traído de las canteras de Macael. Contaba también con un sistema de combustión de generación de electricidad propio, independiente del cableado general, que se desconectaba durante los bombardeos.

El hospital estaba dotado de dos accesos. Uno exterior, que permitía la entrada desde la superficie, y otro interior que partía desde la galería principal del Paseo. Desde el exterior se descendía por un tramo de escaleras que terminaban en un descansillo enlosado. El del interior tenía su acceso desde el pasillo de la galería principal del Paseo.

El hospital estaba formado por la sala de espera, el botiquín, la sala de curas y el quirófano.


Sala de espera

Tanto desde el exterior como el interior se accedía a un pasillo que hacía las vecez de sala de espera. Tenía un banco corrido en una de sus paredes, construido en mampostería recubierto de azulejos. El suelo estaba enlosado con losas blancas y negras de mármol.

Por sus dimensiones, permitía la colocación de camillas y el descanso en asiento de unas veinte personas.


Botiquín

Casi al final de la sala de espera se encuentra una pequeña habitación rectángular que era el botiquín. En las paredes habían unas estanterías de madera para colocar instrumental médico y fármacos. Disponía también de un lavamanos de pie, elaborado en porcelana con dos senos y sus respectivos grifos de agua.


Sala de curas

Frente al botiquín encontramos otro pasillo en el que encuentra un módulo que contenía la sala de curas y a continuación el quirófano. Ambas salas tenían el suelo de losas blancas. Las paredes estaban recubiertas de pequeños azulejos rectangulares de color azul cobalto. El techo era de estuco blanco encalado con bóveda de medio cañón rebajada.


Quirófano

Pasando la sala de curas encontramos el quirófano. Éste podía aislarse por una puerta corredera. En el interior de esta sala se podían intervenir de cuatro a cinco personas.

Al igual que la sala de espera tenía las paredes cubiertas con azulejos vidriados en color azul cobalto y el suelo de baldosas blancas. El techo también era de estuco blanco encalado con bóveda de medio cañón rebajada.

Contaba un grupo electrógeno de gasoil, situado en una habitación contigua, lo que le permitía el suministro de luz en todo momento.


Refugio privado de Guillermo Langle

El arquitecto contaba con una sala privada para su familia, situada directamente bajo su casa. Era una de las pocas galerías que permanecían cerradas al público, pues aunque está conectada al resto, se instaló una puerta con pestillo y cerradura sólamente interiores. Hoy, esta puerta está desaparecida.


Quioscos

Una vez acabada la guerra, el gobierno decidió sellar las entradas a los principales refugios para evitar su uso por vagabundos y ser foco de plagas o infecciones. Para ello, se cegaron las bocas de acceso principales con una serie de quioscos de diseño racionalista, obra también del arquitecto Guillermo Langle. Aún hoy, algunos de ellos siguen en pie, y forman parte del resto del mobiliario urbano. Se pueden contemplar, aunque algunos bastante reformados, en la Plaza Urrutia, en la Plaza Conde Ofalia o en la Plaza Virgen del Mar, entre otros.

Si hoy entráramos en esos quioscos, encontraríamos una trampilla en el suelo, originalmente de madera, que cubre el acceso mediante escaleras a los refugios.


Rehabilitación de los Refugios

La rehabilitación de estos refugios comenzó al poco tiempo de su descubrimiento. Su hallazgo fue accidental, pues unas obras contiguas para la realización de un aparcamiento subterráneo en la cercana Rambla Obispo Orberá en el año 2001 se toparon con estas galerías.

A su vez, durante la puesta en valor del lugar, se encontraron vestigios anteriores a los refugios. Se trataba de los restos de la antigua Puerta de Pechina, puerta de acceso al recinto amurallado de la ciudad, hoy inexistente. El suelo de la sala de espera, que da entrada a los refugios, está cubierto de cristal blindado para poder contemplar estos restos de la antigua Muralla de Jairán.

El ayuntamiento de la ciudad tuvo que pagar una multa de 30.000 € por realizar ciertas obras en el año 2005 sin los permisos correspondientes de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

La intención del ayuntamiento era la de terminar las remodelaciones antes del comienzo de los Juegos Mediterráneos de 2005, celebrados en la ciudad. Sin embargo, no fue sino hasta el 14 de diciembre de 2006 cuando se pudieron dar por concluidas las obras.

La rehabilitación de los refugios se ha completado con dos actuaciones en el exterior. En la Plaza Manuel Pérez situamos el pabellón de acceso, que permitirá el control y gestión de las instalaciones y medios necesarios para el uso de los refugios, así como el control de entrada de los visitantes. En la Plaza Pablo Cazard se ubica la salida mediante una escalera y un ascensor. Además, se han adecuado 3 de las antiguas entradas como salidas de emergencia.


Mapa

{{{descripción}}}


Imagenes

Refugio de la Guerra Civil
Refugios.jpg


Videos

Reportaje sobre los refugios antes de su adecuación para visita turística


Enlaces externos


Referencias

  • Wikipedia.

Principales editores del artículo

Hay algun otro contribuyente a esta página.

Valora este artículo

3.3/5 (9 votos)