Historia de Alcolea. 1ª Parte (Alcolea)

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Breve Historia

Alcolea es una población alpujarreña organizada típicamente en torno a un río de montaña mediterránea. El curso fluvial que sirve de ordenador a este municipio es el río Alcolea, el cual no es otro que el río Paterna una vez que pasa el anejo de Guarros y recibe los aportes de diversos barrancos.

El municipio de Alcolea se localiza en la singular inflexión que forman las sierras Nevada y Gádor, concretamente en el estrecho valle de montaña por el que discurren las rápidas y cristalinas aguas del río Alcolea. Este encajonado valle de montaña está considerado como la espina dorsal del complejo sistema montañoso, dado que es el único que atraviesa toda la comarca en un eje norte/sur. En época del emirato musulmán estas tierras, pertenecientes al distrito administrativo de la Taha de Berja, se denominaban Alpujarra, término curiosamente que más tarde ha adoptado toda esta comarca histórica.

La villa de Alcolea se localiza concretamente entre este singular espacio aguas arriba del río Alcolea, en el camino de Berja a Laujar de Andarax, al sur de la desembocadura de la Rambla Honda, importante curso intermitente que desciende de la Venta Mincharra. Alcolea es un lugar encaramado en una loma de la Sierra de Gádor, específicamente la que forma el Cerro del Conejo (1148 mts). Esta localidad es la Alcolaya descrita por los geógrafos musulmanes y hace alusión a una pequeña fortificación emiral que aún conserva sus ruinas en el paraje de El Castillejo. Administrativamente en época nazarí Alcolea dependía de la Taha del Andarax y se componía de cinco barrios bien diferenciados (Haulín, El Fondón, Harat Alheulo, Xocanes y Aben Omar) con sus mezquitas y rábitas.

Tras la guerra de las Alpujarras, Alcolea fue repoblada con 35 vecinos, en su mayoría de origen andaluz y castellano. El lugar de Guarros, si bien en sus inicios se agregó a Alcolea, por orden del Consejo de Población de Granada se incorporó al término municipal de Paterna del Río. Los deslindes y amojonamientos los realizó el licenciado D. Alonso de Frías, Alcalde Mayor de las Alpujarras, a partir del 30 de mayo de 1572, ayudado por el seise morisco Pedro Abenamina, natural de Alcolea, quien era traducido por Melchor de Almagro.

El 1 de octubre de 1997 el término de Darrícal y su anejo de Lucainena pasaron a formar parte del de Alcolea, abarcando en la actualidad una extensión de 67 km cuadrados y una población de 1.011 habitantes.

Alcolea, al igual que el resto de poblaciones de este río "multinombres" que lo atraviesa, es eminentemente agrícola, si bien en la actualidad se está abriendo al turismo, pues sus encantos naturales y las infraestructuras que se van creando en torno al turismo rural, tanto en el núcleo de Alcolea como en los de Darrícal y Lucainena, hacen que este municipio reciba cada día a más personas que buscan la paz, tranquilidad y disfrute de sus parajes incomparables, y queda organizada en pequeñas vegas de riego típicamente abancaladas con un fuerte sabor morisco, complementadas en perfecta armonía con pequeños pagos de secano que conforman una agricultura mediterránea pura. Las más importantes áreas de cultivo se encuentran distribuidas de forma irregular, aunque si hubiera que hacer un resumen a "uña de caballo" estas serían en tres, a saber. La primera, en el Llano de Lucainena, tierras ordenadas en torno a la rambla de las Sabinas, curso que vierte sus aguas en el Río Alcolea, una vez pasada la Angostura. Una segunda, aguas arriba, en torno al río, enmarcadas entre la Loma de los Laderos y los cerros de Piedras Negras y de la Cueva, denominada como pago de Ben Omar, singularísimo topónimo que alude a una de las tribus moriscas que poblaron Alcolea, los Ben Omar. En esta área se encuentran unos molinos de agua muy interesantes, justo en el Peñón de Mesa. Por último, estaría la propia vega que se encuentra en torno a la villa (pagos de Trance, Cascajal, Cortijuelo, Talhable, Barragana, Zoco, Zaharagüí,...). Su paisaje, en suma, es un constante homenaje a la laboriosidad del hombre por arrancar a las pendientes montañosas pequeñas parcelas de bancales y paratas, verdadera loa al ingenioso arte de regadío que sabe sacarle partido a las aguas del río.

Los cultivos obviamente son de regadío, siendo la arboricultura la más extendida con el olivo, especie mediterránea por excelencia que está presente por doquier en este pueblecito de montaña. Sin duda alguna el olivo es el elemento que define de la mejor forma posible a Alcolea. Es imposible pensar en esta población alpujarreña y no asimilarla a su aceituna o aceite, pues este noble árbol se extiende de una forma pasmosa por todas las tierras cultivadas del municipio en un sin fin de bancales y paratas que sorprenden a quien lo visita. Otra característica singular de los olivos centenarios de Alcolea es su singular altura, ¡nada menos que los más altos del mundo!. Y, desde luego, si no lo son, poco debe faltarles, pues asombra ver cómo los alargados troncos se elevan hacia el cielo buscando la luz que les niega la umbría de los altos balates construidos en sierra de Gádor.

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Referencia

Valeriano Sánchez Ramos (Licenciado en Historia Moderna y de América).

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