Basílica Menor de Nuestra Señora de las Mercedes de Oria

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Historia

La construcción del templo fue promovida, en el 1767, por el X Marqués de los Vélez, don Antonio Álvarez de Toledo, X Marqués de los Vélez y de Villafranca, y que fue concluido en 1779 por su hijo y sucesor, don José María Álvarez de Toledo y Gonzaga, duque de Alba y marqués de Villafranca.

El proyecto y la dirección de las obra correspondieron al arquitecto fray Pedro de San Agustín, lego del Monasterio de Jerónimos de La Ñora (Murcia), también autor de Iglesia de la Encarnación de Vélez Rubio. Esta influencia es especialmente patente en la solución de portada y en la torre.

La basílica de Nuestra Señora de las Mercedes de Oria ha alcanzado hoy la categoría oficial de monumento, en virtud de la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) acordada en Consejo de Gobierno a propuesta de la Consejería de Cultura. La decisión de dotar al templo del máximo grado de protección establecido por la ley afecta también al entorno inmediato del edificio, con el fin de evitar posibles alteraciones que pudieran perjudicar los valores propios del mismo.

El protagonismo del décimo marqués de los Vélez, Antonio Álvarez de Toledo, quien contribuyó además a la erección de varios templos en Vélez-Rubio, en esta edificación se justifica en la percepción de parte de los impuestos que sus súbditos habían de pagar a la Iglesia a cambio de la obligación de levantar o reparar los templos de su señorío.

El edificio, de estilo barroco tardío, indica una cierta recuperación económica de la provincia de Almería y el interés mostrado por uno de sus obispos más célebres, Claudio Sanz y Torres, durante cuyo mandato se impulsó la construcción de los templos barrocos más importantes del patrimonio arquitectónico almeriense.

Las claves propias del barroco en Almería se sintetizan en la basílica de las Mercedes de Oria, con planta rectangular de cajón que permite una mayor posibilidad constructiva, ornamental y simbólica. El coro se sitúa a los pies sobre arco carpanel, rasgo medieval de larga pervivencia en la arquitectura de la provincia, mientras que se observan cubiertas abovedadas con lunetos y cúpula de media naranja sobre el crucero.

Al igual que el resto de las de su estilo, esta iglesia se presenta desornamentada en su interior. Aparece levemente moldurada y con toques decorativos a base de relieves que dejan entrever la irrupción del rococó. La portada, por su parte, es el elemento más sobresaliente del conjunto y en ella se recoge la influencia del gran templo barroco almeriense: La iglesia de la Encarnación de Vélez-Rubio, aunque con menores pretensiones.

Los materiales empleados, el lenguaje constructivo, el diseño de la fachada, el juego de volúmenes creado por las diferentes alturas de sus naves, la composición espacial y la grandiosidad de su portada, entre otras peculiaridades, colocan la basílica, con el templo de Vélez-Rubio y la iglesia de la Encarnación de Cuevas de Almanzora, como una de las tres obras fundamentales del barroco dieciochesco almeriense.

Descripción

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La basílica de las Mercedes de Oria adopta una solución similar al templo velezano, aunque con menor tamaño y la decoración más simplificada.

La basílica de "Nuestra Señora de las Mercedes" es un ejemplo bastante tardío del barroco, ya que se realiza en la segunda mitad del siglo XVIII.

Esta iglesia se sitúa en el centro de un amplio espacio urbano que la envuelve y que constituye una especie de atrio en el que la portada de los pies actúa como punto de atracción de la fachada. En esa portada contrasta la decoración de relieves menudos que rellena las enjutas, con la sobriedad de las pilastras, los entablamentos y frontones. Esta sobriedad de elementos decorativos se ve rota por el juego plástico conseguido por los diferentes materiales utilizados en la construcción. El ladrillo de dimensiones más corta y más ancha que el comúnmente empleado, confiere a los paramentos una textura especial, subrayada por la alternancia de cajones de mampostería revocada y encalada. Todo ello enlaza con la tradición mudéjar, que, por su economía, sencillez y belleza, pervivió largamente en la provincia de Almería.

Este es un templo , de planta cruciforme, con tres naves separadas por arcos sobre pilares, un coro alto a los pies y la cabecera recta. Se desarrolla un esquema cruciforme con capillas entre los contrafuertes y abiertas a la nave por medio de arcos apeados en gruesos pilares que aparecen recorridos por pilastras con ricos capiteles que simulan soportar un entablamento de gran cornisa.

La nave central y los brazos del crucero se cubren con bóvedas de medio cañón con lunetos y arcos fajones. Las naves laterales, con bóvedas de arista. Una airosa cúpula de media naranja, dispuesta sobre un tambor calado sobre pechinas, abarca el cuadrado del crucero. Como curiosidad, la mayor parte de la cubierta de teja, en las naves laterales, apoya su armadura de rollizos de madera y tablero de ladrillos sobre tabiques palomeros, construidos con ladrillos macizos, que son apeados por el mismo dorso de las bóvedas.

El interior está decorado por yeserías con motivos vegetales, rocalla, florones, espejos y molduras mixtilíneas, que pueblan los cajeados de las pilastras corintias, adosadas a los pilares de las naves, el intradós de los arcos, los lunetos, los vanos de las bóvedas, los medallones de las pechinas, el tambor y los nervios de la cúpula y toda la cornisa que recorre la nave central y el crucero. El testero de la capilla mayor se decora con una pintura mural, que, enmarcando el camarín de la Virgen, imita una gran retablo arquitectónico. Se trata de una obra realizada por el pintor de Cuevas del Almanzora, Pedro Cervantes, en 1960.

En el exterior, a los pies, se levanta una sola torre, a la izquierda, construida enteramente en ladrillo visto. Los tres primeros cuerpos cuadrados se rematan con un campanario octogonal, reforzado por contrafuertes con volutas en las esquinas y coronado por un cupulín bulboso. Junto a la torre se despliega una gran portada, de dos pisos, atribuible a Francisco Fernández, autor también de las portadas de la iglesia de Vélez Rubio. El vano de medio punto central, con un símbolo mariano blasonado sobre la clave, está flanqueado por pilastras y coronado por un frontón curvo roto. En su interior campa el escudo del marqués, patrono del templo, orlado con las insignias del Toisón de Oro y de la Orden de Carlos III. El segundo piso lo compone un edículo con una hornacina, que alberga una talla pétrea de la Virgen María con el hábito mercedario y pos personajes suplicantes a los pies.

La Basílica de Nuestra Señora de las Mercedes de Oria, fue declarada por la Junta de Andalucía Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, el 31 de agosto de 1999.

Localización

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Referencia

Decreto 176/1999, de 31 de agosto, por el que se declara bien de interés cultural, con la categoría de monumento, la basílica de "Nuestra Señora de las Mercedes", de Oria (Almería).

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