Carnaval en Serón

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Origen

El origen del carnaval es de por sí algo incierto. Los más atrevidos lo remontan a los cultos primitivos a la fecundidad. Lo más cercano y seguro es que se trata de una tradición proveniente de la cultura romana y germana.

Son fiestas especialmente bulliciosas y populares que se celebran en los días inmediatamente procedentes al "Miercoles de Ceniza", fecha en la que se inician los ayunos cuaresmales. El domingo de Carnaval es el domingo de la quincuagésima, al que se le unen el lunes y martes siguientes, prolongandose hasta el primer domingo de cuaresma, más conocido por el "Domingo de Piñata", por la costumbre de colocar una piñata llena de dulces y caramelos, taparle los ojos a un mozo o moza hasta que la rompían y los niños se disputaban las golosinas.

Las máscaras

Originariamente tienen un carácter religioso-espiritual, o sea, el de derivar de un culto a los muertos. En el año nuevo al celebrar las fiestas de Baco y de Saturno se invocaban el favor de los muertos y se creía que el mejor medio para conciliar su favor era el antropomorfizarlos, ésto es, darles un rostro, por eso la máscara es un gran distintivo del teatro.

El disfraz

Durante las fiestas en Roma se practicaban una serie de rituales, reviviendo a los difuntos mediante la túnica blanca que los representaba y su máscara. A partir de aquí la adopción por parte del carnaval del disfraz de los difuntos fue un hecho, con el que pretendían preservarse de los malos espiritus. Así aparecieron los famosos fantasmas. En las saturnales romanas, los habitantes elegían como rey al más bello entre sus ciudadanos, el cuál y durante treinta días tenía el poder absoluto sobre los moradores de la ciudad que tenían que hacer lo que a este bello Adonis le viniera en ganas. El único pero a esta situación era que al elegido le obligaban a inmolarse en el altar deel dios Saturno de quien era la personificación. Hoy nos quedan de estos ritos la elección de la reina del carnaval en algunos lugares y la del rey de los locos, en otros. Pero lo que se sacrifica de verdad, quemándolo, colgándolo, celebrando su entierro (el Entierro de la sardina), es un muñeco, que simboliza un espíritu maléfico. El fuego y el humo en la creeencia popular tienen la virtud de beneficiar los campos y liberar a los hombres de las maledicencias inspiradas por un mal espirtu.

El confeti

Simbolizan los dulces y golosinas que eran arrojados por los marineros desde el barco con ruedas al que aludíamos antes. En Cádiz eran vendidos en cucuruchos, los conocidos papelillos. La aristocrática serpentina veneciana se incorporó a nuestros carnavales mucho después. El carnaval se puede considerar como unas jornadas de inversión de los valores cotidianos, del orden social, y como un desquite previo a la represión que suponía la cuaresma. Por eso las fiestas se celebran con alegría desenfrenada y toda clase de excesos.

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