Vega de Abrucena
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Tiene Abrucena una pedanía con una fisonomía geográfica y humana extraordinaria: LA VEGA DE ABRUCENA, atravesada por el Alto Nacimiento y algunas ramblas. Tierra productiva y personas dedicadas a ella, pero tambien con la vista puesta en su desarrollo humano y cultural. De allí salen personas que han cursado y cursan estudios, además de trabajar por su patrimonio. Hoy día el agua, ese gran tesoro y al que se busca donde lo haya, se buscó en unos pozos que están dando vida no solo a LA VEGA, sino hasta el pueblo.
Hace más de cuarenta años, LA VEGA estaba fertilizada por varias fuentes una de ellas es la de Carancol, que venía del término municipal de Fiñana y cuyo manantial era estupendo, regando muchas zonas de esta pedanía. Con la continua escasez de lluvias, sus aguas fueron bajando de cantidad hasta el agotamiento.
Fuentes de LA VEGA eran y son las del Paguillo, La Tarragona, Las Viñas, la de las Natias, la de la Balsa del tio Pepe, la del Huerto, la del Zoyo...
En la época que comentamos la feracidad de LA VEGA era extraordinaria. Esas hazas de remolacha que iban a parar a la AZUCARERA de Benalúa, los parrales del Paguillo, los cultivos de hortalizas... hacían de este bello paraje una verdadero oasis, sin olvidar sus olivos, almendros... y ¿cómo no? SUS CEREZOS.
En sus viviendas no existía agua corriente, había que llevarla desde las fuentes en cántaros, se lavaba a la vera de estos manantiales, se cocinaba en fuego de chimenea que era al mismo tiempo la calefacción, era raro tener cuartos de baño. No se podía pensar en los electrodomésticos que hoy se disfrutan, ya que no se contaba con la electricidad. El alumbrado consistía en el candil el quinqué y más tarde el farol de butano, eso fue ya un gran avance. La radio era de pilas o transistores.
Hoy día LA VEGA cuenta con alumbrado público y familiar, lo que dá lugar al disfrute de todos los aparatos presentes en cualquier sitio.
Las comunicaciones constan de la autovía, de los antigüos caminos vecinales ya remozados y la antigüa carretera 324, en cuyo Km. 265 estaba su ESCUELA ahora en ruínas. Cuando fue incorporada al Colegio de Abrucena esta construcción ha ido sufriendo el deterioro de los agentes meteorológicos. En esta ESCUELA estudiaban una media de cincuenta alumnos en los años 60, con poco mobiliario: 24 asientos y a los que después se añadieron los desechos de Fiñana y Abrucena. Además de en el horario normal, tambien se impartían clases nocturnas de adultos susperior a veinte alumnos/as a la luz del quinqué y posteriormente con el farol de butano.
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