Escuela sufí de Pechina

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¿Qué es el sufismo? Es el camino de la perfección. No hay que confundir misticismo y sufismo, aunque para entendernos más fácilmente, a veces utilizamos la palabra místico. El sufismo es un desapego interior, una experiencia directa espiritual y no una asimilación intelectual, es el corazón y no el intelecto.

Su objeto y su fin pueden definirse como un conocimiento directo de verdades trascendentes. El sufismo es la espiritualidad interna del Islam. La religión exterior o exoterismo, los rituales, aquello que vemos se compara con la circunferencia de un circulo. La Verdad interior o esoterismo, el conocimiento oculto y profundo se puede comparar con el centro del círculo. El radio, que va de la circunferencia al centro, representa el camino iniciático o tarika, que conduce de la práctica exterior a la convicción interior, de la creencia a la visión, de la potencia al acto. La palabra sufi, se refiere solamente a alguien que ha alcanzado la meta; sin embargo, se utiliza incorrectamente y por extensión a los iniciados que aún están en camino hacia ella (Explicar)

El sufismo comprende a la vez el esoterismo y la iniciación, la doctrina y el método. Su relación con la religión es la siguiente: La religión, en su forma exterior y en sus ritos, es accesible para todos, en su entendimiento y en su práctica. El sufismo solo para los que poseen la vocación necesaria. En la práctica es cosa de una minoría. La doctrina central del sufismo es la <<unicidad del ser>>. Esta doctrina deriva directamente de la shahada (explicar), que no solo se entiende en el sentido de que “No hay más dios que Dios”, sino también que “no hay más realidad que la Realidad”. Este camino tiene como finalidad trascender el ego y no se puede abordar sin la gracia (tawfiq). Una de las prácticas sufis es el dhikr, o recuerdo de Dios (explicar), sus dos soportes son: Las reuniones y el retiro espiritual de los murid. Se fundamenta en la siguiente Sura del Coran:

“Invocad a nuestro Señor humildemente y en secreto. Él no ama a los transgresores. No sembréis la confusión en la tierra después que ha sido ordenada, e invocadle con temor y esperanza. En verdad, la misericordia de Dios está cerca de quienes hacen el bien” Corán. Sura de los lugares elevados. 55-56

Todo lo que forma parte del método espiritual del sufismo se toma de manera constante y necesaria del Corán y de la enseñanza del Profeta Muhammad. Para los sufíes, el Señor Jesús (seyidna Aissa), representa, entre los enviados divinos, el modelo mas perfecto de desapego espiritual por excelencia, la salida voluntaria del juego de las acciones y reacciones cósmicas: ofrecer la otra mejilla al que te golpea. (explicar) Resumiendo: El sufismo es la vía e incluye a la tarika y a los discípulos. La tarika es el método y los sufíes son las gentes pertenecientes a las distintas tarikas. (explicar)

En el año 884 llegan a Pechina unos ‘marinos’ del norte de África, que junto con los yemeníes, judíos y mozárabes forman una pacifica población y constituyen una “república marítima”, rodeando a la población que se había ido formando en torno a la mezquita de Umar, de una muralla. Pechina se transformó en una ciudad floreciente donde la cría de gusanos de seda y los telares tomaron una importancia relevante, a sus muros se acogía cada vez un numero mayor de mercaderes y artesanos. Esta mezquita de Umar ben Aswad, según cuenta el historiador almeriense del siglo XI, el Udri, tenía 7 naves dispuestas en 2 alas y unidas en el centro por una gran cúpula levantada sobre 4 grandes columnas. Se cuenta que esta cúpula estaba construida de tal forma que parecía sujetarse en el aire y era tal maravilla que acudían a verla desde todos los lugares.

Almería, la Atalaya de Pechina, nació, según el geógrafo el Bakri, en el año 955, a partir de ahí Pechina fue reduciéndose a una población donde buscan refugio pensadores, filósofos y sufies. Estas gentes llegaban huyendo de la intolerancia y el peligro al que estaban sometidos en otras comarcas debido a la difusión de sus ideas. A muchos de ellos, refugiarse en Pechina, les suponía salvar la vida. Estos y sus descendientes fueron los llamados “locos de Dios”, las personas que tienen corazón, por eso se dice que la estación más elevada del alma no es la prudencia o la veracidad, sino que es el amor integral, la absorción completa de la voluntad humana por la atracción divina; es el estado del “loco de amor” cuyo prototipo humano es Abraham. (Mucho tiempo y olvido, que es ignorancia, ha tenido que pasar hasta que las palabras “locos de Pechina” lleguen a parecer un insulto cuando originariamente fueron un honor) Corpus

La escuela sufi de Pechina tiene sus raíces en la escuela del cordobés Ibn Masarra. El recorrido de esta escuela es el siguiente: se remonta a las doctrinas de Dul-nún el egipcio (año 860) traídas por Ibn Masarra (883-931) fortalecidas por Ismail ben Adb Allah al-Ruayní, renovadas por Ibn al-Arif de Almería y llevadas de nuevo a Oriente por Ibn Arabí el murciano (siglo XIII). Ibn Masarra nació en Córdoba en el año 883. Los representantes de la ortodoxia externa que conocían las –según ellos- impías y heterodoxas ideas de Ibn Masarra, se sorprendían cuando sabían que también era fundador de un método de disciplina ascética, distinto de los orientales. No podían comprender como un hombre que atribuía a la libertad humana la causalidad de sus actos y negaba los castigos del infierno, pudiera hablar en serio de reglas y métodos para purificar el alma de sus vicios y obtener la perfección espiritual.

Muchas de aquellas reglas se parecían a las prácticas de Dul-nun el Egipcio y al-Nuhrayuri, sobre todo en lo relativo al examen de conciencia particular y diario, como medio de elevar el alma a la morada mística de la sinceridad y pureza de intención. (explicar este ejercicio) De toda la teología de Ibn Masarra, la negación de premios y castigos de la vida futura, fue seguramente la más grave piedra de escándalo. Sin embargo nada más grande y heroico que la persecución de un alma limpia de pecado que reflejara como en un espejo, las ideas divinas, la visión en sueños. Esta escuela interpreta en sentido espiritual y metafórico los dogmas de resurrección de los cuerpos, del juicio final y de los premios y castigos físicos del paraíso y del infierno. Ibn Masarra murió a los 48 años, el día 20 de octubre del año 931. No tuvo hijos y uno de sus principales discípulos fue Ibn Ujt Abdón el de Pechina.

En Pechina reconocen a un jefe o imám religioso, a quien el pueblo obedece como si fuese el verdadero califa, pagándole además el impuesto del diezmo o azaque y guardan entre ellos las relaciones esotéricas de una sociedad secreta (que aún hoy sigue existiendo).

Este imám es Ismail Adb Allah al-Ruayni que huyendo de la persecución se refugió en la orilla izquierda del rio. Una hija suya tenía fama de extraordinaria cultura, interpretaba por su propio examen libre, los sentidos ocultos del Corán y, merecía el título de teóloga dogmatica. Fue llamada la Ruayniya, pero su nombre al parecer fue Fatma. También fueron masarríes el esposo de la Ruayniya, Ahmad el médico, y su hijo Yahya, así como otro hijo de Ismail, llamado Abu Harun.

La afirmación de Ismail “Dios es demasiado excelso para que se le pueda atribuir acción alguna ad extra” (explicar), sembró la discordia en el seno de la comunidad. La familia de Ismail rompió con él, excepto su hija a quien siguió una muchedumbre de adeptos. Se dice que Ismail tenía facultades maravillosas, aunque no gustaba de mostrarlas. Los masarríes de Pechina se consideraban desligados de los vínculos de la jurisprudencia musulmana, algo extremadamente significativo de cara a la independencia del grupo. Otro punto de escándalo es el postulado de la no resurrección de los cuerpos cuya explicación es la siguiente: “Si el alma humana es pura y tuvo existencia antes de su unión con el cuerpo, su unión con este es una caída, un descenso, una degeneración; por lo tanto, la muerte, la destrucción del cuerpo y del mundo es una liberación, el retorno al origen, la verdadera y única resurrección”. Como veis, ni los conceptos ni la explicación es facil de entender por cualquiera, por eso se trataban dentro de un pequeño circulo de adeptos, para los cuales este entendimiento fuera posible. Se dice que posteriormente “una milicia de locos convergen en la tarika de Abulabas Ibn al-Arif por los campos de Pechina y Nijar. Acuden de todos sitios”. Esta escuela garantiza la continuidad del sufismo en estas tierras. Creo que es importante dejar claro que no hay manuscritos de Ibn Masarra y lo que se le atribuye es por vía de otros. Literatura sufi 1.- La sufi la crean los sufíes y está dirigida a las personas de la época en la que se genera. Las generaciones posteriores tienen que aclarar su momentaneidad. 2.- Literatura que proviene del exterior ajena a los círculos sufíes. A menudo están escritos por eruditos que no comprenden el sufismo y que lo tratan desde el punto de vista académico. No sirve como enseñanza. Es información, no enseñanza.

En cuanto a la poesía sufi, muchos poemas adoptan la forma de la lírica amorosa. En esta poesía se utiliza una simbología propia, así, el nombre de Laila que es también el de la heroína de la historia de amor más célebre del mundo musulman, la de Laila y Majnun.

En la relación “corriente” entre el alma humana y Dios, el alma es pasiva y femenina, mientras que Dios es activo y masculino. Es en la via mística donde a veces la relacion simbólica puede invertirse.

En este ámbito, la poesía es un modo de conocimiento necesario para traducir la experiencia mística, la de todos los místicos, la de la “tiniebla luminosa” de Denys, como la “Noche Oscura” y la “Viva Llama” de S. Juan de la Cruz, exponiendo las distintas etapas de la experiencia mística: La extinción de sí mismo (faná) de los sufíes musulmanes, como la retirada de la gracia de Dios de los místicos cristianos. (anécdota sobre los borrachos y el símbolo del vino)

La poesía sufi es un mundo donde se aúnan simbología, contenido interno y esotérico, conocimiento y acción. Según la disposición de las palabras, se crea una vibración que a su vez produce determinados estados de consciencia. Los 28 sonidos del alfabeto árabe son, así, la expresión microcósmica y humana de la manifestación de la Expiración divina, que es el motor de los ciclos cósmicos.

No obstante hoy vamos a tratar sobre un libro de literatura sufi, escrito por sufíes; el Mahasin al-Machalis. Obra debida a Ibn al-Arif. Alulabas Ibn al-Arif (1088-1141) descolló como maestro y definidor de una nueva regla de vida religiosa, inspirada en la escuela de al-Ruayni. Este místico batín y su amplia comunidad fue perseguido por la intolerancia almorávide; la muchedumbre de discípulos y su adhesión al sheik sufi de Almeria, hizo temer al sultán almorávide Ali una sublevación a favor de Ibn al-Arif con el fin de encumbrarlo como Imám (conductor de la oración y guía espiritual). Fue deportado a África, donde murió. 24 años después de la muerte de Ibn al-Arif, nace en Murcia Abu Beker Mohayiddin Ibn Arabí, seguidor de nuestra escuela, declara haber estudiado las ideas de al-Ruayní por transmisión oral de otros sufíes. Es importante el punto de “transmisión oral”. Ibn Arabi afirma haber aprendido la doctrina de la Materia espiritual, de sus maestros batíníes de la escuela sufi de Pechina y llevó las semillas de esta enseñanza hasta los más remotos países del Islam y sus libros difundieron nuestra escuela por Turquía, Persia e India.

Aclaración: Batiní, se basa en el conocimiento interior que no se alcanza con argumentos de la razón ni con pruebas lógicas, sino con el corazón cuando llega a ser claro y diáfano como un espejo. (explicar) El 7 de julio de 1198, ramadán, Ibn Arabí, acude a Pechina para visitar a su amigo Abu Abdalá al-Gazal, discípulo de Ibn al-Arif.

En esta visita, Ibn Arabí escribió un libro de introducción a la Vía “Mawaqui al-nochum”. Lo redactó en 11 días. En palabras del mismo Ibn Arabí “el motivo que me hizo conocer el excelso rango místico de este libro fue que yo vi a Dios entonces en sueños dos veces y las dos me dijo: ‘¡Aconseja a mis siervos!, vínome de improviso la idea de emprender un viaje desde Murcia a Almería, y montando a caballo sin demora, púseme en camino en compañía de virtuosas y honradas gentes, en el año 595 (1198)”.

La escuela de Pechina y sus principales maestros, Ibn al-Arif, Abu Madyan, Abul Casim, Ben Barrachan e Ibn Arabí, siguen los métodos tradicionales del sufismo oriental ortodoxo, pasados por el tamiz del temperamento andaluz, poco dado a extremismos y superticiones.

Ibn al-Arif se dedicó durante un tiempo como maestro a la enseñanza de la filología en Almería, Zaragoza y Valencia. También fue un poeta de renombre aunque la única obra que ha llegado hasta nosotros es el Mahasin al-Mayalis. De este se conservan 4 manuscritos:

1º.- El contenido en el Cód. 732 de la Biblioteca de El Escorial, que es de letra magribi y esta fechado en el año 750 de la héjira (1349) Ibn al-Arif murió en el año 1141. 2º.- El contenido en el Cód.. 872 de la Biblioteca de Berlin, de letra oriental y fechado en el año 859 de la hegira (1454) en la mezquita mayor de al-Azhar (El Cairo) 3º.- El contenido en el Cód. 37 del “Indice de oratoria homiletica” de la Biblioteca Municipal de Alejandría 4º.- El contenido en el Cód. 173 del “Índice de Varios” de la misma

El tema central de esta obra es un estudio de las fases del camino suffi, enumeradas por orden: 1 – gnosis o intuición de Dios

2 – voluntad y abstinencia

3 – confianza o abandono en Dios

4 – paciencia

5 – tristeza

6 – temor

7 – esperanza

8 – gratitud

9 – amor

Dada la complejidad del libro hay quien opina que Ibn al-Arif lo escribió exclusivamente para el círculo más interno, para los que llegaron a la meta de la unión y gozan de la gnosis. De aquí que Ibn al-Arif considera que tan solo 2 fases del camino son apreciables, la de la intuición o gnosis y la del amor. Según Ibn al-Arif, el gnóstico que ha llegado ya a la unión que transforma, adquiere la convicción de que solo Dios existe en realidad y que por lo tanto, nada de lo que el gnóstico piense, sienta, quiera o haga es suyo, sino de Dios. Según el traductor del Mahasin, Asín Palacios: “Para Ibn al-Arif son inútiles y hasta perjudiciales los actos del devoto y los estados del místico, cuando con ellos aspira a lograr la unión con Dios, que es inasequible, por su transcendencia, para todo lo creado. Además, el que ya ha llegado a Dios, no puede tener voluntad, ni esperanza, ni deseo, de conseguir lo que ya posee” En la redacción del libro, Ibn al-Arif desarrolla el tema de cada uno de los estados con distintos géneros de documentos: textos coránicos, hadices del profeta, sentencias de maestros sufíes, anécdotas o casos ejemplares de profetas y santos, citas de poetas. Los autores de las sentencias y ejemplos aducidos son, bien profetas o patriarcas (Moisés, José, Job, David, Jesús) bien sufíes orientales (Abuyezid al-Bistamí, Rábia al-Adawia, Otba el Golam, El Xibli y Al-Dahac). Los fragmentos poéticos que abundan en la obra, son casi siempre anónimos.

El libro empieza con estas palabras: “En el nombre de Dios, misericordioso y compasivo. ¡Bendiga Dios a nuestro señor Muhammad, a su familia y compañeros, y sálvelos!”

Y sigue describiendo los estados a los que antes hemos hecho referencia. Un ejemplo de la poesía contenida en el libro es: “Yo he visto a mi Señor con el ojo de mi corazón y he dicho: <<No hay duda de que Tú eres Tú>>. Tú eres el que ocupas todo donde, y allí donde no hay donde, allí estas Tú. Tú ocupas el límite de la proximidad y de la lejanía, y el donde no conoce donde estás Tú. Abarcas con tu ciencia toda cosa, y toda cosa que Tú ves, eres Tú. En mi inconsciencia se aniquila mi inconsciencia, y en mi no-ser eres encontrado existente Tú. Otórgame benévolo el perdón. ¡oh, Dios mío!, pues no otra cosa espero, fuera de Ti, sino Tú.” Como vemos, muchos poemas sufíes adoptan la forma de la lírica amorosa. En el cristianismo están los ejemplos de S. Juan de la Cruz y Sta Teresa.

Resumen final Todo lo que forma parte integrante del método espiritual del sufismo se toma de manera constante y necesaria del Corán y del profeta Muhammad. El sufismo es ortodoxo en tanto en cuanto representa la conformidad con la verdad. Hemos dicho que el punto más alto, conocido, de nuestra escuela es Ibn Arabí, el murciano, que nació en Murcia el 28 de julio de 1165 y murió en Damasco el 16 de noviembre de 1240. Desde su muerte, numerosos discípulos han recibido su presencia y sus consejos por medio de la certeza onírica (sueños). Para las personas espirituales musulmanas la frontera entre el reino de los vivos y el de los muertos es tenue y porosa; unos y otros se visitan frecuentemente. Curiosamente ha sido en Yemen, lugar de origen de muchos de nuestros antepasados, (anécdota) el país donde se desarrolló, de manera discreta pero tenaz, una fuerte tradición akbari (explicar akbari). Este hombre asume, más allá de la muerte, la custodia y el reparto de las ciencias espirituales que ha encerrado en su obra. Sin embargo, algunas corrientes esotéricas y sus fórmulas se vuelven obsoletas con el tiempo y otros factores, convirtiéndose en fósiles que, no obstante, los seguidores ignorantes siguen considerando funcionales (válidas). En estos casos, la enseñanza oral, debido a su carácter inmediato y personal es superior a la enseñanza que se puede extraer de los escritos, y por eso la continuidad histórica de esta enseñanza se sustrae en ocasiones a las investigaciones de los eruditos. Estas doctrinas han sido alimentadas por una presencia espiritual tan activa como oculta. Son las manifestaciones sutiles a las que los historiadores y estudiosos no tienen acceso. Este no es el caso del Corán. La esencia inmutable del sufismo es el Corán. Cambiarán los tiempos, las costumbres, las formas, los ritos, pero no el Corán, mientras este mundo exista.

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