El Ingenio(Almería)

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El Ingenio de Montserrat es un antiguo ingenio azucarero localizado a las afueras de la ciudad española de Almería. Fue inaugurada el día 27 de febrero de 1885, proyectada por el ingeniero Bover Muntadas.​ Su maquinaria, de unas 350 toneladas de peso, estaba impulsada por maquinaria a vapor, fabricada por la empresa de James Watt. Su funcionamiento como fábrica de azúcar terminó en 1904.

El proyecto, sin embargo, no tardó en encallar, porque la vega no se transformó en ese campo de caña como creían los promotores y el agua del Mamí y el alumbramiento de nuevos pozos no fue suficiente para atender la labor. los agricultores de la Vega no se aventuraron a cambiar sus cultivos tradicionales de huerta por la caña de azúcar. En 1889 por la sociedad Cumella y Compañía dirigida por Fernando Cumella y José Molina Sánchez, y participada por el Marqués de Cadimo, Felipe Bustos, Miguel Barbatín y Careaga y Miguel Ruiz Soler recuperaron el negocio con un capital de 1,1 millones de pesetas. Su pretensión era hacer funcionar el Ingenio de Montserrat para fabrica azúcar de remolacha, según las nuevas tendencias del periodo. Adquirieron maquinaria suministrada por Fives-Lille y plantaron 2.400 tahúllas de esa especie, pero el proyecto fracasó de nuevo.

No fuñe el tultimo intento: la empresa Gómez Sánchez y Caro adquirió las instalaciones en 1895 tratando de engatusar a los agricultores, anticipándole la semilla y el abono al costo, con la garantía de los banqueros almerienses Ulibarry y Peydró, quienes avalaban a cada labrador la cosecha. Se plantaron cien hectáreas, a las que se sumaron tierras de Fiñana, Abla y Abrucena y se consiguió un apeadero de la nueva línea férrea de Linares que facilitaba las labores de acopio. Solo funcionó unos años con rentabilidad, con una producción de tres millones de kilos en 1900 como principal hito.

A partir de 1904, la Sociedad General Azucarera de España se hará cargo de la propiedad del Ingenio de Montserrat, iniciando un proceso de concentración en trust que hizo que se desmantelara la azucarera de Los Molinos, a pesar de su moderna maquinaria que fue trasladada al Ingenio de San Torcuato de Guadix donde la cosecha remolachera era más abundante. La escasez de materia prima fue de nuevo la clave de su tercer fracaso. La finca del Ingenio tenía una extensión de 13 hectáreas y contaba con un señero edificio con depósitos para miel y azúcares, talleres de carpintería y herrería, silos para pulpas para alimento de vacas lecheras, caldera de ácido carbónico, cuadras, pajares y 21 viviendas para obreros. Sus instalaciones en ruinas fueron utilizadas como prisión durante y tras la Guerra Civil Española, por los dos bandos de la contienda.


A día de hoy, tan sólo se conserva su puerta principal.

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