Leyenda Mojacar

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''La leyenda de Mariquita la Posá en Mojacar

Se trata de una leyenda conocida mediante vía oral donde se cuenta que en una cueva de Mojacar habitaba un brujo, y que éste, debido a que en el pueblo se estaba extendiendo la peste, accedió a preparar una pócima con la cura solo si una chica, llamada María, accedía a casarse con él. Ella al final accedió. No obstante, la historia tuvo un inesperado final, lo que provocaría que aquella cueva fuese recordada por aquel suceso.


Probablemente conozcan o hayan oído hablar del pueblo costero de Mojacar, en la provincia de Almería. Lugar turístico lleno de encanto que todos los veranos ve llegar a miles de turistas para disfrutar de sus playas, hoteles y de sus abundantes locales de ocio. Si bien no destaca por tener un lugar considerado como emblemático o un monumento excepcional, se trata de un rincón en el sureste español que alberga un embrujo mágico que lo hace único. Para mí es uno de los pueblos más bonitos de nuestro país y que animo a que puedan visitarlo alguna vez. Tal vez sea por su historia, por sus típicas casas encaladas de aire morisco con sus terrazas o por sus calles empinadas llenas de coloridas plantas y flores… o tal vez por sus leyendas.

Mojacar ha sido un lugar donde han habitado numerosos pueblos desde la antigüedad, existiendo yacimientos pertenecientes a la Edad del Bronce (2.000 a.C.), a fenicios, cartagineses, etc. Ya bajo el dominio griego se creó un asentamiento llamado Murgis-Akra, nombre que posteriormente derivaría en Moxacar tras ser latinizado, y bastante tiempo después en Muxaca con la ocupación musulmana allá por el siglo VIII. De ahí llega tal y como la conocemos en la actualidad, Mojacar.

Es posible también que hayan escuchado —y si no ya se lo hago saber— que Mojacar sea posiblemente el lugar de nacimiento del famoso creador del ratón Mickey Mouse y de toda su pandilla. Sí, efectivamente, hablo de Walt Disney, pero esta es una larga historia y si quieren conocerla les encomiendo a que busquen el libro del autor almeriense Alberto Cerezuela, Misterios de Almería… Por otra parte, Mojacar es también conocido por poseer uno de los símbolos más característicos de la localidad almeriense, el Indalo, que si bien se trata de una figura de arte rupestre del neolítico localizado en La Cueva de los Letreros, en el municipio de Vélez-Blanco (también en Almería), se hará muy conocido por ser el emblema mojaquero, ya que los habitantes de las casas y cortijos de este lugar solían pintar con arcilla roja el llamado “muñeco mojaquero” como símbolo protector y que será, ya en la segunda mitad del siglo XX, recuperado por el pintor almeriense Jesús de Perceval y su movimiento indaliano, quienes le otorgaron ese nombre en honor del santo patrón de Almería, San Indalecio. Pues bien, lo que van a leer es una maravillosa leyenda que tiene lugar en aquí, en Mojacar, y que si bien no se conoce con exactitud de qué época procede, sabemos que todo debió ocurrir en una de las tantas veces que a nuestras costas llegó ese mal llamado “la peste” y que tanta muerte provocó. Leyenda que nos ha llegado vía oral por parte de los más ancianos de lugar, quienes a su vez se la oirían a sus mayores y así hasta tiempos pretéritos.


La leyenda nos cuenta cómo Mojacar fue invadida por tan terrible epidemia, y cómo la población fue mermando debido a ella… también que en una cueva, ubicada en el mismo centro del pueblo (justo por debajo de lo que hoy es la Plaza Nueva), habitaba un hechicero del que todos creían que podría tener la solución a tan terrible maldición, pero éste sólo accedería a proteger mediante un hechizo a cambio de desposarse con una joven llamada María (conocida por Mariquita) de la que estaba profundamente enamorado debido a su belleza. María, si bien al principio se negaba a ello, tuvo que acceder a la petición del viejo hechicero, bien por voluntad propia para salvar a sus familiares y vecinos, o bien por las presiones que éstos hacían para que sus males fueran alejados. El caso fue que al final Mariquita accedió a desposarse —y por eso de lo de desposada, desposá o “la posá”— con el único fin de que el hechicero proporcionara la cura de aquella terrible enfermedad. Según esta historia, el viejo hechicero alquimista fue demorando la solución a cosa hecha ya que en su interior albergaba la idea de que una vez que hubiera conseguido que la plaga desapareciera, era muy probable que aquel amor, el de la joven y bella María, se acabara, y ella decidiera abandonarlo. Claro que ella también empezó a pensar lo mismo, por lo que ideó un plan para que todo aquello acabase de una vez, tanto la peste como su cautiverio. Una noche, aprovechando que el hechicero dormía, María se hizo con un tarro que contenía la pócima para curar a todo aquel afectado de aquel mal, salió de la cueva y destapo su contenido sobre todo el pueblo. Aquello comprobó que las sospechas que se tenía sobre el hechicero eran ciertas. Que tenía la solución, pero no la utilizó para no perder así a la joven María, quien sólo deseaba la salvación del pueblo. Fue entonces cuando Mariquita decidió actuar para librarse de aquel mentiroso. Se cuenta que María entró de nuevo a aquella cueva, el hogar del hechicero, y que rebuscó entre los tarros con pócimas y encantamientos hasta encontrar uno que pudiera lograr su objetivo: deshacerse de él. Una vez encontrado el brebaje correcto, María fue hasta donde este dormía, abrió el tarro y lo vertió en su boca, pero tuvo la mala fortuna de que al agitar y verter el tarro le cayó una gota de aquella pócima o encantamiento en la mano derecha, lo que provocó que su mano se quemara y que fuera también víctima del mismo encantamiento. Ambos, la joven Mariquita y el viejo hechicero, desaparecieron sin dejar rastro.

Cuenta la leyenda que desde entonces nadie los volvió a ver, y que ambos siguen, posiblemente en la cueva, ya que desde entonces Mojacar no volvió a ser sacudida por tan terrible plaga. Los viejos del lugar, que se han transmitido esta leyenda de generación en generación, nos cuentan que eso es debido a que Mariquita aún sigue protegiendo al pueblo, pero el coste para ella es permanecer por toda la eternidad en aquella cueva con el viejo hechicero. Es más, si uno le echa imaginación al contemplar la cueva, es posible que pueda apreciar la cara de aquel hechicero maldito, como recordándonos para siempre aquella traición.







--Jorge Barroso Castilla (discusión) 18:35 15 sep 2018 (CEST)Jorge Barroso Castilla. 15 de septiembre de 2018.

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