Canjilones agricultores. Referencias poéticas

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Canjáyar, pueblo agrícola por antonomasia, vivió y vive de su agricultura, antes floreciente, hoy depauperada.

La uva de Ohanes, cuyo cultivo enseñaron a realizar con mimo y ternura las generaciones de antepasadod, creó riqueza y bienestar en el agricultor canjilón. Hoy las condiciones desfavorables del mercado hicieron desaparecer las bellas alfombras verdes del extensos emparrado de Canjáyar sustituído por cultivos menos rentables.

Pero el canjilón aprendió de sus mayores, desde tiempos árabes, la lucha y el esfuerzo hasta la extenuación por las causas nobles. Al campo se le están buscando cultivos alternativos para extraerle sus mejores esencias.

El poeta maronita Khalil GIBRÁN, en un canto tan bello como triste, venía a decir que la tierra da flores a los hombres; y los hombres sin embargo emplean los minerales de esta tierra para construir artefactos (cañones y acorazados de guerra) con los que se matan y destruyen entre sí. Habló así:

"Tierra, ví tu sangre fluir como vino en los viñedos. Nosotros extraemos tus entrañas para hacer bombas y cañones pero con nuetras entrañas tú creas lirios y rosas"[1]

Los hombres de Canjáyar han estado siempre de parte del gran poeta Khalil Gibrán y no le han traicionado, han trabajado sus tierras con amor y empleándolas en la obtención de frutos para el sustento y el logro de sus beneficios a través de la exportación de los propios frutos y productos.

Del hierro y del plomo, extraídos del las entrañas del suelo canjilón, no se ha podido controlar su aplicación en el exterior, pero en Canjáyar los quieren para el campo, para arados y azadas y para tuberías de riego y abasto público que dan vida y nunca muerte. Los hijos de Canjáyar evocan siempre el pensamiento de García Lorca cuando decía:


Porque queremos el pan nuestro de cada día

-flor del aliso y peremne ternura desgranada-

porque queremos que se cumpla

la voluntad de la tierra

que da sus frutos para todos”.

Y así termina Esteban Hanza Emilio

Hay un pueblo blanco

entre las montañas

el más pintoresco

de las Alpujarras.

Buscando el regazo

de Sierra Nevada

se exhibe y se esconde

y juega en sus faldas.

Estrellas y luna

lo bañan de plata

y lo dejan solo

a la luz del alba.

Parieron sus tierras

guerreros de raza.

rectos labradores

de arado y azada,

sabios humanistas

de alcurnia y de fama.

Veneran la Cruz

su luz y esperanza.

Fue la Taha de Lúchar, Villa de Canjáyar.

Notas

  1. GIBRÁN, Khalil Pensamientos y Meditaciones Ed.Teorema, 1982, pág.835-837

Bibliografía

  • Artículo procedente del libro: Canjáyar, Pueblo Alpujarreño. Autor: Emilio Esteban Hanza.

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